La música siempre los salvó de sentirse miserables. El cómo se unieron no es un misterio; tal vez solo son un grupo de amigos tratando de triunfar en un mundo donde a veces todo está en contra. Cada acorde y cada letra se convirtieron en un refugio, un espacio donde podían ser ellos mismos y dejar atrás las inseguridades.
Con cada ensayo, sus risas resonaban, creando un lazo inquebrantable. Las melodías que creaban no solo contaban historias, sino que también reflejaban sus sueños y esperanzas. En un mundo que a menudo parece sombrío y lleno de desafíos, su pasión por la música les daba fuerza, motivación y, sobre todo, la certeza de que juntos podían enfrentar cualquier adversidad.
Y así, en cada presentación, no solo compartían su arte, sino también una parte de sí mismos, recordando que, aunque el camino fuera difícil, la música siempre sería su salvación y su forma de conectar con el mundo. En un momento de incertidumbre, se dieron cuenta de que el verdadero triunfo no radicaba en la fama, sino en la amistad y la pasión compartida