Luisa es una joven con autismo que vive en los márgenes de la ciudad, en un apartamento pequeño con su madre, padrastro y su gata. Su mundo gira en torno a sus cuadernos de dibujo: rostros, calles, detalles obsesivos que solo ella nota. Aunque el mundo exterior le resulta difícil de descifrar, su arte es preciso, poderoso, visceral.
Un día, ayudando a su padrastro en el trabajo del centro, conoce a Michaell. Tiene pinta de artista callejero, con ropa rara y colorida intervenida a mano, uñas pintadas, y una forma extraña de hablar, como si cada palabra fuera parte de una actuación. Michaell vive en una casa ocupada, colecciona cosas de época, cocina platos extraños… a pesar de su apariencia, intimida.
A pesar de las señales inquietantes, Luisa se siente atraída por ella. No por lo que dice, sino por lo que no dice. Porque Michaell también está roto por dentro, como ella, pero de otra forma.
A través de tardes compartidas entre dibujos y platos extraños, Luisa empieza a ver más allá de las apariencias. Lo que descubre la enfrenta a una verdad perturbadora: Michaell no solo vive al margen… también esconde un instinto que lo consume.
Una historia sobre la conexión entre dos almas inadaptadas, el poder del arte para revelar lo oculto, y el límite entre comprender a alguien… o sobrevivir a él.