En este mundo, el valor de una persona no se mide por su apellido ni por su riqueza, sino por su figura en un juego de póker.
Desde que naces, se te asigna un símbolo y un número: corazones, picas, rombos o tréboles. Esa será tu identidad, tu destino y tu sentencia. Y en una sociedad donde el anonimato es lo único que te mantiene con vida, las máscaras lo son todo. Cada rostro oculto guarda secretos, traiciones y armas listas para disparar. Porque en este mundo de asesinos, una cara desconocida es más letal que una bala.
Cada símbolo domina un estilo de combate distintivo:
Corazones: pistoleros veloces, letales a media distancia.
Picas: francotiradores calculadores, maestros del sigilo y la paciencia.
Rombos: soldados firmes, expertos con fusiles de asalto.
Tréboles: ingenieros del engaño, sin armas, pero con trampas brillantes.
Pero entre todos ellos, existe una figura que escapa a las reglas:
Los bufones.
Raros, escurridizos y temidos. Los bufones pueden robar las habilidades de cualquier figura al asesinar a quien la posea. No tienen lealtad, ni honor, solo son sombras disfrazadas de oportunidades.