Todas las chicas sueñan con un príncipe azul: alguien que las ame, las respete y las adore como en los cuentos de hadas. Fantasean con ser rescatadas de su torre y vivir una vida de ensueño, rodeadas de amor y felicidad. Pero las chicas que yo conocí no soñaban con eso. Ellas lo adoraban, lo deseaban con desesperación, le rogaban por una mirada, por una caricia... por sexo. Lo vi muchas veces. Se subían la camisa sin pudor, le mostraban los senos sin vergüenza, como si eso les diera algún poder. Lo observaban con devoción, mientras yo, a veces, me veía obligado a presenciar cómo se acostaba con ellas... y tenía que salir huyendo antes de que se me revolviera el estómago.
De entre todas ellas, de todas esas... 'mascotas', como él las llama, me eligió a mí.
Hola. Soy Steve Harrington. Y yo soy la mascota personal de Billy Hargrove.
El jefe de la mafia más poderosa y temida de California. Su nombre resuena incluso fuera del país. Algunos dicen que es una leyenda. Otros, un demonio con rostro humano.
¿Cómo llegué aquí? Por voluntad propia, no.
No quiero estar aquí.
No soy como esas chicas.
Yo solo quiero huir.
Huir de él.
Irme lo más lejos posible y empezar a sanar estas cicatrices... una por una.
Y sin olvidar el detalle más cruel de todos: somos del mismo sexo. Soy un hombre.
De entre tantas mujeres que se ofrecían voluntarias, él eligió hacerme sufrir a mí. A mí... un imbécil que llegó desde un pueblo tranquilo a este infierno comandado por un monstruo.
Cuando entendí que ni el gobierno movería un solo dedo por mí, supe la verdad: estaba solo. Completamente solo. Si quería salir de aquí, tendría que hacerlo con mis propias manos, con mis propios gritos ahogados y mis propias heridas abiertas.
Y cada día me lo repito... para no olvidar.
Te odio, Billy Hargrove.
Te odio con cada pedazo que aún me queda vivo