Las clases de Psicología no perdonan la impuntualidad... y ese día, ambas llegaron tarde.
Lisa y Jennie se conocieron en una situación tan simple como incómoda: interrumpieron al profesor al mismo tiempo al llegar tarde a clase. Fue casi cómico. Un cruce de miradas, un gesto nervioso.
Así comenzó todo.
Formaron grupo de trabajo por afinidad. No hablaban mucho, apenas lo necesario. Cada quien en su mundo. Pero algo curioso pasó: se empezaron a cruzar en otro curso. Y, como si la vida quisiera empujarlas a algo más, terminaron compartiendo cada vez más clases.
Al principio, fue solo una coincidencia después, algo más.
Lisa era pura energía. Risueña, apasionada por el deporte, siempre estaba buscando un espacio para moverse, correr, respirar adrenalina. Por eso, apenas se anunciaron las Olimpiadas de la Universidad, ella se metió de cabeza al equipo de fútbol.
Y como buena deportista, quiso compartir ese mundo. Así que invitó a quienes más quería cerca: sus amigas, entre ellas Rose, su mejor cómplice... y Jennie.
Jennie, que no era fan del ruido ni de las multitudes, fue igual. Tal vez por curiosidad. Tal vez por algo más o incluso por que realmente ama el futbol.
Y ahí, entre gritos de "¡Vamos Lisa!" y risas en las gradas, empezó una historia que ninguna vio venir.
Entre peleas y complicidad, cada momento juntos es un pequeño caos lleno de vida... miradas que hablan, gestos que sorprenden y una conexión que crece sin quererlo. ¿Hasta dónde los llevará esta historia?
-Contenido algo sensible-