Margarita tiene ochenta años y el amor de su vida ya no está.
Pero una foto. Un recuerdo. Un susurro:
"Hubo una vez..."
Y con eso, todo vuelve.
Una casa silenciosa.
Una mujer que ya no espera a nadie.
Una foto vieja.
Y un amor que, aunque se haya ido, todavía arde entre los muebles, en el café frío, en la cama vacía, en cada rincón donde su nombre sigue respirando.
Esta no es una historia sobre cómo encontrar el amor.
Es una historia sobre lo que pasa cuando se pierde... y sigue vivo en la memoria.
Sobre una mujer que tuvo todo.
Y que, a pesar de la ausencia, sigue hablando con él.
Escribiéndole cartas.
Volviendo, una y otra vez, a los besos, a las promesas, a las veces en las que amarse era la única respuesta.
"Pero hubo una vez" es una novela íntima, brutal y nostálgica.
Una carta abierta a quienes aman aunque ya no haya cuerpo,
a quienes sobreviven recordando,
a quienes saben que un solo amor... puede durar toda la vida.
Cassandra siempre ha tenido su vida bajo control. Está a punto de cumplir su sueño de abrir su propia veterinaria y solo le faltan dos cosas para que su vida sea perfecta: encontrar el amor y formar una familia.
No suele romper las reglas ni emborracharse, mucho menos en el cumpleaños de su mejor amiga. Pero, por primera vez, lo hace... y para su mala suerte, termina en la cama con Aarón Hell.
Aarón es atractivo, atento y cariñoso, pero hay un problema: se divorció hace apenas un año y aún no ha cerrado esa herida. Convencida de que lo mejor es seguir con su vida, Cassandra intenta olvidar aquella noche... hasta que, un mes después, descubre que Aarón le dejó un pequeño regalo.
Aterrada por el giro inesperado de su destino, Cassandra sabe que no puede ocultarlo por mucho tiempo. Debe confesarle la verdad justo cuando el pasado de Aarón amenaza con volver, poniendo en duda el futuro que jamás imaginó a su lado.