La reina de nada

Nació en la sombra de la carencia, donde los sueños se marchitan antes de florecer.
Pero Isabela Marín no fue hecha para marchitarse.
Llevaba la belleza como una corona y la inteligencia como un filo oculto.
Aprendió que la espera era una jaula... y que ella había nacido para volar.
Donde otras se rendían, ella construyó imperios con sus propias ruinas.
No necesitó amor para brillar, ni permiso para tomar lo que el mundo le negó.

Isabela no fue criada para obedecer.
Fue forjada para reinar.