Sentí un escalofrío recorrerme. Mis rodillas temblaron y tuve que volver a sentarme sobre una piedra cercana.
-Espera... ¿One Piece? ¿Reiatsu? ¿Aizen? -dije lentamente, como si mis palabras fueran bombas que explotaban en mi mente.
Yo soy Simón. Tengo 33 años. Soy obeso, feo, con labios enormes, una ceja tan gruesa que parece dibujada con marcador permanente, y para rematar, tengo un lunar horrible con pelos justo al lado derecho de mi boca. Mis ojos, eso sí, siempre han sido distintos: lila brillante. Muchos decían que parecían de un personaje de anime.
Y hablando de anime... yo era fanático. No. OBSESIVO. Un Otaku nivel dios, como me llamaban en los foros. Naruto, Bleach, One Piece, Dragon Ball... todo lo había visto. Hasta los mangas más raros que nadie conocía. Tenía figuras, posters, camisetas... Vivía por y para el anime.
A veces al destino le gusta jugar. Y mientras un evento se desarrolla en un lugar, a solo kilómetros sucede algo más.
Al destino le gusta jugar con sus hilos, pero estos mismos tienden a entrelazarse entre sí, a tal grado que suelen confundirse entre ellos.
Pero al final, cuando el hilo del destino es tensado, todos vuelven al lugar que corresponde.
Y así sucedió en esta historia.
⚜️
Esta historia está basada en las películas de Narnia.
NO me pertenecen ninguno de los personajes de de las películas de C. S. Lewis. Solo tengo los derechos de los personajes y situaciones inventadas por mi.