Hay muchos tipos de relaciones amorosas. Algunas son intensas, impredecibles, casi adictivas. Otras... son un ciclo repetitivo de rutina y hastío.
Cuando el amor se desgasta, el deseo busca consuelo en otros cuerpos. Surgen relaciones sexuales: rápidas, sin promesas... sin consecuencias. ¿Verdad?
Hasta que un día, sin aviso, se salen de control. El cuerpo se vuelve adicción. El alma, dependencia.
Y sin querer, te ves deseando algo más. Algo que nunca estuvo sobre la mesa. Algo que puede arruinarlo todo.