Hasta que el mundo arda

Había una vez en que nada podía quebrar el vínculo entre un alfa y su omega.

Jonathan Kent, heredero del símbolo más poderoso del planeta, y Damian Wayne, el último descendiente de la Liga de las Sombras, habían encontrado el equilibrio en una vida que no perdonaba debilidades. Desde que se emparejaron, su amor se convirtió en un faro dentro del caos que solían habitar.

Tenían veintiséis años ahora. Llevaban más de cinco juntos, entre misiones, noches de insomnio y desayunos robados en la cocina de la Wayne Manor. Jon amaba a Damian con cada fibra sobrehumana de su cuerpo, y Damian... bueno, Damian no sabía amar a medias. Su vínculo era fuerte, construido a fuego y cicatrices, a risas robadas entre ataques de villanos y caricias en habitaciones silenciosas.

Pero incluso los vínculos más profundos tiemblan cuando la confianza se agrieta.

Todo comenzó con un nombre: Jay Nakamura.

Jay, que en otro tiempo fue el ex de Jon y ahora decía ser su "amigo", había vuelto a cruzarse en sus vidas con la promesa de ayuda profesional para uno de los proyectos de Damian. Lo que Jon no sabía era que Jay jamás lo superó. Que detrás de esa sonrisa amable se escondía la envidia, la obsesión y un deseo insaciable de arrancar a Damian de su vida.

Lo que tampoco sabía, lo que nadie sabía excepto Billy Batson, era el secreto más hermoso que Damian había guardado desde hacía semanas.