Max tenía todo planeado. Nuevas clases, nueva ciudad, nuevas reglas. Llegó con una lista silenciosa de objetivos que nadie ve: mantener el orden, medir las palabras, contar los segundos que puede sostener una mirada sin parecer "raro". Empezar de cero. Nada de sobresaltos. Nada que rompan sus esquemas.
Sergio Pérez es precisamente un sobresalto. Chef en ascenso, mejor amigo de Victoria y un huracán ruidoso con sonrisa imposiblemente blanca. Lo mira una vez y decide que Max es insoportable. Demasiado directo, demasiado callado, demasiado... sensual.
Pero Mónaco aprieta las distancias. Entre cenas en el restaurante, un mismo piso y una convivencia inevitable, la primera impresión se fisura. Checo aprende a leer lo que el mundo no le enseñó, que su silencio no es desinterés, sino otra forma de decir estoy aquí. Max descubre que no hace falta actuar normal para ser entendido.
El problema es que él es el hermanito de su mejor amiga. Que hay seis años, promesas y culpas de por medio. Que enamorarse no estaba en ninguna lista.
Dos ritmos que aprenden a caminar juntos. El chef que juró no cruzar esa línea y del chico que contaba sus silencios. Reglas que tiemblan, límites que se negocian y una pregunta que late constantemente... ¿Y si la excepción es, por fin, el lugar correcto?
⚠️Mención a temas sensible como autismo, depresión, ansiedad y ataques de pánico. Serán abordados desde la mejor mirada posible, pero no soy experta de la salud y todo lo escrito es ficción mezclada con experiencias personales. Si eres sensible a estos temas proceder con precaución.
Dieciocho años después de haber sido expulsada por amar a quien no debía, Isabela regresa a la hacienda que alguna vez llamó hogar.
No busca venganza... sino respuestas, y tal vez una nueva oportunidad de empezar.
Allí la espera Graciela, la esposa de su hermanastro: una mujer marcada por el miedo, la pérdida y los silencios que Vicente dejó atrás.
Pero entre miradas contenidas, sonrisas robadas y heridas que el tiempo no logró borrar, Isabela se descubre dispuesta a ofrecerle a Graciela algo que ella ya no cree merecer: amor, ternura... y una felicidad que parece imposible.
Porque a veces, el destino te obliga a volver al lugar donde más dolió... solo para mostrarte que también puede ser donde finalmente aprendas a amar.