Piper vive en Manchester, tiene dieciséis años y un alma inquieta, como si todo en ella estuviera por explotar: sueños, dudas, secretos. Su refugio era la casa de su mejor amiga Zoe Collins un lugar que olía a café, pintura fresca y canciones viejas. Aunque solo se conocían desde hacía dos años, su amistad era de esas que parecen de toda la vida: veranos lentos, películas eternas, confesiones de madrugada.
Zoe tenía un hermano, Hunter Collins, pero Piper nunca lo había visto en persona. Sabía que existía, claro, pero durante los dos años de su amistad, él había estado en un internado lejos de casa. Ahora, en el inicio del nuevo curso, Hunter había vuelto para estudiar Derecho en la universidad local -una elección que, según Zoe, venía más de sus padres que de él.
Lo que realmente el quería hacer era ser artista, al igual que Piper, ese amor por el arte los iba a unir de una manera que jamás habrían imaginado
Avery juró que lo último que quería en su vida era llamar la atención. Su plan era simple: concentrarse en las competencias de snowboard y sobrevivir a la temporada de invierno en Los Nevados de Chillán junto a su equipo.
Pero todo cambió la noche de la bajada de las antorchas, cuando el destino decidió cruzarla con Ethan Cole: capitán del equipo rival, arrogante, insoportable... y peligrosamente encantador.
Una rivalidad en la pista.
Un trato inesperado fuera de ella.
Un fake relationship que nadie debe descubrir... y que podría convertirse en algo mucho más real de lo que Avery jamás imaginó.
Entre descensos vertiginosos, miradas que queman más que el frío y canciones que parecen hablarles directamente, Avery descubrirá que el verdadero riesgo no está en la nieve... sino en dejarse deslizar hacia alguien que juró odiar.