En un edificio donde la niebla nunca se retira, seis habitantes comparten un encierro cargado de secretos y silencios. Entre pasillos interminables y habitaciones donde el tiempo parece detenido, los animales se convierten en los únicos testigos de algo que acecha desde las sombras.
Nada entra. Nadie sale. Y cada rincón parece respirar, observándolos con ojos invisibles.
A medida que los días se diluyen en una bruma espesa, empiezan a surgir visiones, reflejos imposibles, susurros en habitaciones vacías. Y sobre todo, la silueta de una entidad cuya presencia va marcando, uno por uno, el destino de quienes la habitan.
Porque en este lugar, la niebla no es solo un velo sobre el mundo. Es un ciclo que se repite, una llamada a convertirse en algo más... o desaparecer.