Nadie sabe qué fue de la niña de los cuernos de cordero.
Solo quedó su casco entre las cenizas... y los rumores de un dragón que la reclamó como suya.
Han pasado nueve inviernos desde que Elva fue arrancada del mundo que conocía. Lo único que recuerda con claridad es el fuego, el miedo, y aquellos ojos negros como pozos sin fondo. Desde entonces, sobrevive como una sombra: sin hogar, sin bandera, montando una criatura que no responde a reyes ni alfas. Nyrokh, el Cuervo Errante, una bestia que hiela la sangre con solo aparecer.
A su lado, como si el castigo divino no fuera suficiente, vuela Nett, un cuervo parlanchín tan insoportable como fiel, que no se calla ni bajo amenaza de dragón. Pero cuando Elva cae herida en un nido oculto bajo el hielo, una mujer llamada Valka la reconoce. No como una extraña... sino como un eco del pasado.
Sin embargo, desde la muerte del padre de Elva, Hipo la ha buscado como un lunático. No solo porque la tragedia le robó a una amiga o por qué le pidieron buscarla con la de de que siguiera viva... sino porque ella fue la única que lo vio cuando todos lo consideraban un estorbo. Desde que eran niños, su amor por Elva fue silencioso, puro.
Ahora es algo más. Una promesa convertida en obsesión. No descansará hasta encontrarla.
Y mientras las sombras se alzan, los cazadores de dragones cruzan los mares y el destino se retuerce una vez más... una pista aparece.
Lando pensaba que su sueño era ganar su cuarto título mundial. Hasta que conoció a Alice, alguien que le cambió la forma de ver la vida por completo, pero su ego no le permite estar junto a ella de manera estable.
¿Podrá conocer la verdadera felicidad? ¿Qué pasará con ellos en el resto de su historia?