Bienvenidos a la oficina de correo de lo no dicho.
Hay un lugar que no aparece en los mapas. Una oficina polvorienta, suspendida en algún punto entre el tiempo y la memoria. Nadie sabe cómo llegar... hasta que lo necesita.
No tiene dirección, pero sí destino.
No tiene horario, pero siempre está esperando.
Aquí se archivan cartas que no se enviaron, confesiones escritas con la tinta del alma, despedidas que no llegaron a tiempo, respuestas que el tiempo olvidó. Los que quedaron enterrados en libretas, en borradores, en gargantas cerradas, cartas que se escribieron con rabia, con miedo, con amor cobarde, con despedidas que no supieron cómo decir adiós, con verdades que dolían demasiado como para pronunciarlas.
Las paredes de esta oficina están hechas de papel sellado. Si prestan atención... podrán escuchar el crujido de un corazón rompiéndose en algún estante olvidado.
Hoy, tú has llegado.
Quizá por error.
Quizá por destino.
Ante ti hay un buzón abierto y cientos de cajones que susurran.
Tal vez no estabas buscando esto.
Tal vez solo querías entender por qué duele tanto lo que callaste...
Sea como sea... La Oficina está abierta y tú... tienes una carta por escribir.
Si tratas de huir de una tormenta, terminas hundiéndote más en ella hasta quedar en las ruinas.
Adeline quiso huir.
Las desgracias la acompañaron.
Muchos quisieron salvarla, pero ni el amor ni el deseo podrán contra la pasión de una venganza.
Gravemont, un pueblo en la lejanía es lugar de secretos oscuros ocultos por cada pueblerino de allí.
Los comunes asesinatos de adolescentes es solo un pequeño recordatorio de que el karma se acerca hacia Adeline.