Cuando nadie los mira, Lisa deja de ser alguien inteligente y racional. Cuando quedan solos, Dylan no parece querer contenerse en lo más mínimo con su mejor amiga. Y es que si bien todo había empezado con una tontería, un florecimiento de su curiosidad hormonal, escaló hasta un punto donde se volvieron adictos, donde contenerse o reprimirse de su intimidad les quemaba el tórax y sus deseos volvían a desgañitarse, pidiéndoles de esa macabra droga mágica y primitiva de la que ningún ser humano se salva.
"El Sexo".