Louisa Sinclair estudia ballet en la academia más prestigiosa de la ciudad.
Desde pequeña entrena con disciplina y elegancia, moldeada para ser perfecta.
A sus diecinueve años, compite por ser la mejor en su categoría, llevando sobre los hombros el peso silencioso del apellido que representa. Para ella, el ballet no es sólo arte: es obediencia, sacrificio... y la única forma que conoce de merecer amor.
Cuando Gaia Holloway, una joven fotógrafa inglesa, llega al pueblo para realizar una serie artística sobre bailarinas clásicas, sus mundos colisionan.
Gaia, impulsiva, libre, y abiertamente homosexual, mira con otros ojos todo aquello que Louisa aprendió a controlar. Desde la primera sesión de fotos, algo se enciende.
Louisa no la conoce, pero no puede dejar de observarla.
No entiende ese fuego. No sabe si es miedo, deseo, o algo aún más profundo. Gaia, por su parte, encuentra en Louisa una belleza triste que la desarma. Sabe que esa chica guarda algo enorme detrás de cada paso perfecto.
Louisa nunca habló en voz alta de lo que siente. Nunca se permitió nombrarlo. Pero con Gaia cerca, ese silencio se vuelve imposible de sostener.
Y entonces comienza a entender:
hay algo más peligroso que fallar en el escenario...
y es querer vivir una vida que no le enseñaron a desear.