ᴍᴀɴᴜᴀʟ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀʀᴍᴇ (ʏ ғᴀʟʟᴀʀ ᴇɴ ᴇʟ ɪɴᴛᴇɴᴛᴏ)
52 parts Complete Spencer Lawrence tiene un mantra: No. Me. Enamoro.
No es una pose, es autodefensa. Lo aprendió a fuerza de tropiezos: promesas rotas, ilusiones a medio construir, heridas que nunca se cerraron del todo. Con el tiempo, levantó un muro elegante de ironía y sarcasmo, sostenido por reglas escritas en servilletas, márgenes de libretas, incluso en la última hoja de un contrato de alquiler.
El manual no es literal, pero es ley.
Reglas como:
- No salir más de tres veces con la misma persona.
- No hablar de sentimientos antes del cuarto mes. Preferiblemente nunca.
- Nada de flores ni cenas con velas.
- Y jamás -jamás- confiar en alguien con sonrisa fácil y ojos bonitos.
Y entonces aparece Diego Olivo. Y todo empieza a temblar.
Diego no se esfuerza por encajar. No pide permiso. Es carismático sin proponérselo, espontáneo, emocionalmente transparente. Tiene una risa que desarma y una mirada que no esquiva. Y lo peor -o lo mejor- es que no intenta romper las reglas de Spencer. Solo las ignora, como si supiera que lo que realmente importa no es el papel donde fueron escritas, sino el miedo detrás de cada línea.
Spencer se resiste. Lo intenta, de verdad. Pero Diego es persistente sin ser invasivo. Está, sin exigir. Mira, sin juzgar. Y Spencer empieza a fallar. En no reírse. En no buscarlo. En no sentir.
Las grietas son lentas pero inevitables: una conversación que dura más de lo previsto, un mensaje que llega a la hora justa, un silencio compartido que pesa más que cualquier palabra.
Spencer siempre creyó que el amor era una trampa. Diego le está enseñando que, a veces, es una elección. Una suave, constante, innegable elección.
Y cuando el amor no toca la puerta, sino que se instala con una taza de café en mano y esa sonrisa suya que no pide nada... no hay regla que lo contenga.