Vuelo 777: con destino a Hong Kong (Segunda temporada)

Tres años de silencio. Tres años de apariencias.

Desde aquel día en que el mundo exterior quedó sellado tras las cámaras, la vida de las jóvenes herederas se convirtió en una urna de cristal. Dentro, dos matrimonios luchaban por respirar.

Para Jisoo y Rosé, el silencio era una presencia tangible. Un trauma que le robó la voz a la primera y le entregó a la segunda un nuevo lenguaje. Rosé aprendió a escuchar con los ojos, a hablar con las manos. Cada gesto, cada seña, era un susurro de amor en un mundo que se había vuelto demasiado ruidoso para Jisoo. Era su refugio, un pacto de protección contra todo lo que había afuera.

Pero para el otro matrimonio, el silencio era un veneno.

Lisa lo supo siempre, en el fondo. Lo supo en las sonrisas tensas en las galas benéficas a las que llegaba sola. Lo supo en las evasivas cuando preguntaba por los viajes de negocios de Jennie. Lo supo en el modo en que su nombre nunca aparecía en las columnas sociales junto al de su esposa. Tres años de ser el secreto mejor guardado de Jennie Kim, la CEO millonaria para quien el amor de una ex pandillera era una mancha en un expediente impecable. Una vergüenza que había que esconder tras paredes altas y cheques gordos.

Hasta que el silencio se rompió.

No fue un estruendo, sino un susurro. Una fotografía. No de una fiesta lejana, sino de aquí, de Seúl. Jennie y Taehyung. Su ex. En un lugar que debería haber sido sagrado. La prueba no de un desliz, sino de una mentira sistemática. De una farsa de tres años.

La revelación no encontró a Lisa desprevenida, sino confirmada. La certeza fue un alivio tan amargo como devastador.

Mientras, en la otra mitad del mundo, Rosé observaba a Kim, tan absorta en su mundo de señas silenciosas. Si el amor verdadero era aquello, lo que ellas tenían, entonces lo de Lisa y Jennie... Era una vil mentira.