𝓓oin' 𝓣ime
Después de que la Homoon fuera sellada, Huntrix volvió a brillar como si nada hubiera pasado. Regresaron los escenarios, las luces, las entrevistas y las fans gritando sus nombres como si la oscuridad jamás las hubiera rozado. Como si salvar al mundo fuera parte de la coreografía.
Pero había algo distinto esta vez.
O alguien.
Mientras las audiciones para una nueva integrante tomaban lugar, la compañía también abría un proceso paralelo, silencioso, casi invisible para los medios: la búsqueda de una nueva directora visual, una mente joven que pudiera encargarse de los looks, el maquillaje, el concepto artístico. Alguien con estilo, precisión y creatividad.
Y entre los cientos que se presentaron, ella lo logró.
La hermana de Lizzie, Elena.
No era una estrella de escenario, pero tenía algo que brillaba distinto. Sus diseños eran imposibles de ignorar, y su capacidad para leer la estética de cada miembro de Huntrix la convirtió en una pieza perfecta. Pero nadie notó cuánto ocultaba bajo esa perfección.
Al principio, todo parecía normal. Jornadas largas, sesiones de maquillaje, reuniones de concepto. Pero luego vinieron los síntomas. El insomnio.
Las manos que temblaban cuando sostenía una brocha.
Los espejos que empezaban a mostrar cosas que no estaban allí. Los ojos rojos que veía reflejados en los pupitres vacíos del estudio.
Nadie lo notaba.
Excepto Mira.
La vocalista de poder silencioso. La que siempre observaba más de lo que hablaba. La que entró un día al camerino y no encontró a la estilista trabajando... sino llorando, en completo silencio, con las luces parpadeando como si algo no humano respirara dentro del espejo.
Y desde ese momento, Mira no la dejó sola.
Porque algo en esa chica le recordaba a los días oscuros.
A esos días en los que pensaban que lo peor ya había pasado.
Pero no había pasado.
Solo se estaba infiltrando.