MARCA DEL DRAGÓN

En las oscuras y elegantes salas de Slytherin, donde la ambición y la astucia tejen los hilos del destino, "La Marca del Dragón" emerge como una historia que abraza la intensidad de un amor nacido entre las sombras. Desde el primer encuentro entre Draco Malfoy, el heredero de un linaje orgulloso y atormentado, y una joven Slytherin de corazón igualmente complejo y enigmático, la pluma de la autora dibuja una tensión palpable. No se trata de un romance sencillo; las lealtades de casa, los prejuicios arraigados y las expectativas familiares se interponen como obstáculos formidables en su camino.
La belleza de esta historia reside en la forma en que explora la vulnerabilidad detrás de las máscaras. Vemos a un Draco que, más allá de su fachada fría y sarcástica, lucha con sus propios demonios y encuentra en esta chica de su misma casa a alguien que comprende la carga de su apellido. Por su parte, la protagonista femenina no es una damisela en apuros, sino una Slytherin fuerte e inteligente que desafía a Draco y a sus propias convicciones, creando una dinámica de igual a igual donde la admiración mutua florece en medio de las intrigas palaciegas de Hogwarts.
Los momentos de ternura son aún más impactantes al contrastar con el entorno severo y competitivo de Slytherin. Las miradas robadas en los pasillos oscuros, los encuentros secretos en la Sala Común y las conversaciones susurradas bajo la luz de las velas adquieren un significado especial, tejiendo una red de sentimientos profundos y auténticos. "La Marca del Dragón" no solo es una historia de amor, sino también una exploración de la identidad, la lealtad y la capacidad de encontrar la luz en los lugares más inesperados.