Desde que Selene Malfoy pisó por primera vez Hogwarts aquel 1 de septiembre de 1987, todos sabían que nada iba a ser igual y no lo digo solo porque por una broma del destino, Selene haya terminado en Gryffindor, ni porque gracias a eso terminó siendo la mejor amiga de Percy Weasley, sino más bien por el echo de que desde que esa niña pisó Hogwarts todos sabían que estaban condenados. No era solo excesivamente bella, que lo era, también era condenadamente inteligente, astuta y ambiciosa, a pesar de esas cualidades, y para desgracia de Lucius, la niña por encima de todo era valiente, audaz, leal y sin ningún tipo de miedo a romper ninguna regla, a todo eso le sumamos que pasa bastante tiempo en la madriguera porque Molly Weasley la adora, ha conseguido que Fred, el hermano dos años menor de Percy, quedará prendado de ella desde que Percy la trajo a la madriguera por primera vez aquel verano de 1988, con el primer suspiro sabía que estaba condenada.
Los años pasaron, y como era de esperarse, Selene se convirtió en una joven preciosa, aunque con un carácter digamos que algo *fuerte*, eso volvía aun más loco a Fred, que aunque ya no era el mismo niño pequeño que le escribía cartas a su amor imposible, seguía prendado de ella, pero claro, ella tiene 17 años y él 15, era casi imposible que ella se fijara en él sin que Percy la matara o se riera de ella, la verdad prefería la primera opción.
A pesar de los constante rechazos, Fred no se iba a rendir, este era el último año de Selene en Hogwarts, así que se había propuesto por lo menos conseguir una cita con ella, y todos sabemos lo cabezotas que pueden llegar a ser los Weasley cuando quieren algo.
Rosalie siempre había sido el sol de Auradon
La única hija de Rapuzel y Eugene, a quien el poder de la flor del sol le había sido heredado jamás imaginó poderse involucrar sentimentalmente con un pirata
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