Story cover for El Helado Sabe Mejor Contigo by Lunatico1808
El Helado Sabe Mejor Contigo
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Ongoing, First published Jul 21
9 new parts
Ella pensaba que su vida ya era perfecta, una familia completa, una vida nueva, pero no contaba con que Sebastian, su hermanastro no le pondría las cosas fáciles.

La probabilidad de que dos personas que se conozcan de vista, pero nunca han interactuado, se vuelvan a encontrar en el lugar favorito de ambos y recordarse para luego vivir en la misma casa como hermanos es de 0.00001%.

Además él siempre se lo repite "No somos hermanos" porque tanto odio hacia esa simple frase?.

Para que el presente exista es necesario un pasado y para que el futuro llegue es necesario pensar como lo quieres y con quien deseas disfrutarlo, aunque siempre abra muchas personas en tu vida y es así, uno se puede enamorar muchas veces, pero hay personas que tienen el privilegio de conocer al amor de su vida desde antes que sepan siquiera lo que significa amar.
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#78juvenil
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31 parts Complete
Hanna Elowen tenía una vida que se movía tan rápido como ella: tochito bandera, jugadas perfectas, adrenalina pura y un futuro brillante corriendo a su lado. Hasta que una lesión- inesperada, cruel- la detuvo de golpe. Ahora su mundo es más pequeño. Una silla de ruedas, muletas, una gata emperatriz llamada Nieve, maratones de Harry Potter y la sensación constante de que todo lo que fue... quedó demasiado lejos. Ella ya no corre. Ya no compite. A veces, ni siquiera se atreve a sentir. Hasta que suena el teléfono. Es su tío Steve: Head Coach de los New England Kings, fuerza de la naturaleza, experto en gritar, llorar y amar con la misma intensidad. Y tiene una propuesta imposible: mudarse a Nueva Inglaterra para ser su asistente. Hanna no está lista para estadios, ni para jugadores gigantes, ni para madrugadas a las cinco de la mañana. Pero tampoco está lista para seguir rota. Así que acepta. Lo que no esperaba era él. Noah Blackford. Quarterback estrella. Favorito de la prensa. La sonrisa más peligrosa de la AFC. Y una mirada tan suave que desarma cada una de las paredes que Hanna construyó alrededor de su dolor. Noah la ve. Incluso cuando ella misma no sabe cómo hacerlo. La acompaña, la cuida sin invadir, la escucha cuando su voz tiembla y le recuerda -sin decirlo- que su vida no terminó en esa cancha. Entre sesiones tácticas, sillas de ruedas que chocan con casilleros, jerseys mal doblados, caídas torpes, atajos emocionales y un quarterback que huele a lluvia y seguridad... Hanna empieza a descubrir algo que había olvidado: Que aún tiene corazón. Y late fuerte. Pero enamorarse nunca fue parte del plan. Y sanar tampoco. Eso es lo hermoso -y lo aterrador- de un verdadero fumble: a veces perder la jugada te lleva directo a aquello que nunca supiste que necesitabas. Con o sin casco. Con o sin miedo. Con una mano temblando sobre la rodillera y otra aferrada a un quarterback que la mira como si fuera magia.
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