
Giyuu comparte su vida con Sanemi, duerme junto a él, siente su calor... pero en el fondo, nunca ha dejado de mirar a través de él. Porque en ciertos gestos, en esa cicatriz, en el reflejo inesperado de sus ojos, a veces -sin querer- ve a Sabito. Y aunque nunca lo dice, aunque Sanemi nunca lo nota, la ausencia pesa más que la presencia. Porque Sabito murió... pero no se fue.All Rights Reserved
1 part