El frío de la noche no es lo único que me devora. Hay algo más, algo que ríe en las sombras, que susurra en los charcos de sangre que brotan del grifo. Todo empezó con una gata negra... o quizá conmigo. Ahora no lo sé. Las paredes respiran, los espejos me escupen, y ese hombre me sigue, repitiendo mi nombre como un mantra enloquecedor. ¿Estoy muerto? ¿Estoy loco? O peor: ¿esto es real?
No importa cuánto corra, siempre vuelvo al mismo lugar: un purgatorio de recuerdos rotos, hospitales que sangran y bosques que susurran mi nombre. La única compañía es ella, la única que parece entender este infierno. Pero incluso ella me mira con esos ojos que no estan del todo vivos...
Si lees esto, ten cuidado. Porque no soy solo yo el que te observa. Es él. Él. Y ya te ha visto.
- Edan March