Una historia cliché más

A veces, Bruce soñaba con una versión de su vida donde todo estaba bien.

Sus padres no estaban bajo tierra, Alfred no cargaba con la culpa de un niño que no sabía cómo pedir ayuda, y la oscuridad no lo devoraba en silencio cada noche.

Él no quería empezar de nuevo. No quería ir a esa escuela pública con pasillos gastados, gente demasiado ruidosa y ojos curiosos que se clavaban como agujas en su piel. Pero Alfred insistió. "Haz amigos", le dijo. "Convive con chicos de tu edad."
Como si la edad fuera lo único que tuvieran en común.

Bruce entró a esa preparatoria esperando pasar desapercibido. No esperaba ver unos ojos azules que lo miraban con una mezcla de bondad y peligro. No esperaba que alguien como Clark le hablara más de una vez. No esperaba... sentir.

Lo que vino después no fue amor a primera vista. Fue un choque de dos mundos destinados a colapsar.
Y aunque sabía que iba a doler, Bruce Wayne, por primera vez en años, no huyó.