A veces, para sanar, es necesario reabrir heridas que parecían cicatrizadas.
Este no es un libro con un final feliz, aunque lo desearía.
Es un expediente abierto, un registro clínico del alma, escrito por una paciente que, al mismo tiempo, se convierte en su propia médica.
Cada poema será una incisión.
Cada recuerdo, una muestra tomada con delicadeza, como una biopsia del pasado que intenta explicar por qué dolió tanto.
No habrá un orden cronológico, porque así tampoco llegan los recuerdos: irrumpen como arritmias, como taquicardias emocionales que viajan entre el ayer y el ahora.
Lo que vas a leer es una autopsia emocional.
No de una muerte física, sino de todas esas veces en que algo dentro de mí se extinguió en silencio.
Porque fui aquella niña que soñaba con sanar al mundo, mientras intentaba no desangrarse por dentro.
Aquí no encontrarás una simple narración, sino poemas que mezclan cicatrices con esperanza, diagnósticos con suspiros, bisturís con metáforas.
No escribo para buscar lástima ni admiración, sino para tender un puente: que mis palabras puedan tocar un fragmento de ti, y si es posible, que se conviertan en medicina para tu espíritu.
Aunque sigo en tratamiento, sigo soñando.
Y este libro, verso a verso, es la prueba de que sigo viva.
Daniela nunca pensó que un hospital pudiera convertirse en el escenario más importante de su vida. Entre pasillos fríos y habitaciones cerradas, conoce a Sophia: una chica reservada, misteriosa, que guarda un secreto demasiado grande para confesarlo en voz alta.
Lo que empieza como simples encuentros se transforma en una conexión inesperada, un vínculo que crece entre risas pequeñas, silencios incómodos y la certeza de que el tiempo no está a su favor. Porque mientras Daniela aprende a vivir, Sophia lucha en silencio contra una enfermedad que amenaza con arrebatarlo todo.
Una historia sobre el amor que llega tarde, la fragilidad de la vida y los recuerdos que pueden sobrevivir incluso a la muerte.