
En un mundo que ya no respira, donde las ciudades han quedado en ruinas y el cielo ha olvidado su color, camina solo entre escombros, entre criaturas deformes y la sombra de todo lo que fue. No quedan voces. No quedan abrazos. No queda motivo alguno. Sólo una soledad que arde sin llama y pesa como el fin mismo. Él no sobrevive por esperanza, sino por castigo. Porque morir, en este mundo roto, se ha vuelto un privilegio. Las criaturas lo acechan, el silencio lo acompaña... pero la muerte sigue sin venir. Esta es la historia de un chico que se aferra al deseo de desaparecer. Pero incluso al borde del abismo, entre ruinas, sangre y lamentos, un eco persiste. Un eco que no calla. Un eco que duele. Un eco que lo obliga a seguir caminando.All Rights Reserved
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