Cuando Noha, la amiga fiel estadounidense, y Mudok, dos chicas decididas a dejar atrás el ruido de Seúl, embarcan rumbo a la pacífica pero enigmática isla de Jeju, no imaginan que están a punto de sumergirse en una temporada de emociones, dramas y encuentros que superan cualquier serie coreana que hayan visto. Ambas se conocieron en Seúl, entre cafés intensos y conversaciones eternas, y decidieron que era momento de cerrar ese capítulo y lanzarse hacia lo desconocido.
Con la promesa de nuevos comienzos y corazones tambaleantes, se ven envueltas en aventuras que van desde cafés encantadores hasta postres con secretos. Entre leches de fresa, tteokbokki picante y miradas que derriten más que el chocolate caliente, descubrirán que los chicos guapos traen consigo algo más que sonrisas cinematográficas: algunos guardan cartas, otros, misterios... y alguno, quizá, un destino compartido.
Pero no todo es azúcar y flores. Las dos amigas se enfrentarán a malentendidos, sorpresas que llegan en bolsas misteriosas, vecinos que parecen salidos de doramas premium y decisiones que definirán el rumbo de sus emociones. Mientras se pierde la noción del tiempo entre caminatas por la playa, confesiones en la madrugada y cenas bajo luces tenues, la vida comienza a girar en una dirección completamente inesperada.
Entre Café y Postres es una historia sobre amistad inquebrantable, amor que aparece donde menos lo esperas y cómo, a veces, dejar tu ciudad es la única forma de encontrar tu versión más real.
En un hospital de Miami, donde cada segundo puede significar la vida o la muerte, dos mujeres tan distintas como el fuego y el hielo se enfrentan todos los días.
Camila, una joven paramédica marcada por la tragedia, llega con la esperanza de salvar vidas y honrar la memoria de sus padres. Lauren, la exigente hija del dueño del hospital, ha crecido bajo el peso de la perfección y la presión familiar.
Ambas chocan desde el primer encuentro, incapaces de tolerarse... pero en un mundo donde la pasión y el peligro laten al mismo ritmo, el corazón siempre encuentra su propio código rojo.