
En lo más profundo de la noche, cuando el mundo guarda silencio y las sombras susurran secretos olvidados, aparece él: un gato negro marcado por una cicatriz que atraviesa su ojo como el recuerdo de una batalla perdida. Sus ojos, rojos como brasas encendidas, no buscan compañía ni consuelo, solo vigilan... siempre en alerta, siempre solo. Nunca ha sonreído, ni siquiera cuando la luna le canta al bosque. La soledad es su único refugio, y el dolor, su única compañía.All Rights Reserved