Bianca no buscaba a nadie. Mucho menos a él.
Lo último que quería era repetir errores, volver a sentir o enamorarse de alguien que podía romperla peor que el anterior.
Pero esa noche, en una fiesta donde solo debía cantar y sonreír, cruzó una mirada que lo cambió todo.
Él era Pedri. Famoso. Intenso. Orgulloso.
Y ella... la única capaz de no rendirse ante su nombre.
Se detestaron en segundos, se desafiaron sin palabras.
Y lo que no empezó bien, terminó en algo que solo podían vivir a escondidas.
Porque cuando el deseo se mete donde no debe, ya no hay marcha atrás.