¿Aún se cuestionan cómo es que todo pasó? Bueno, dejen que lo aclare... Obviamente todo comenzó antes de que yo, Lucifer, hiciera un pacto con esos estúpidos mortales. En toda historia hay un protagonista y aunque la esté contando no significa que yo lo sea. Sólo me atengo a los hechos.
Como decía, todo comenzó antes del pacto que hice, y aunque eso alentó el problema, no lo inició. Mi trabajo es vigilar la vida de todos los seres inferiores, los humanos. Así que sí, yo los conocía antes que ellos a mí. Literalmente los vi crecer, pero no se confundan, no albergo ningún tipo de sentimiento hacia ellos, solo repugnancia por su miserable forma de vida. Antes de que ellos se conocieran entre sí, yo ya los conocía a ellos, antes de que sus caminos se cruzaran yo ya sabía el destino que les esperaba, y lo esperaba pacientemente.
Cuando me contactó y me ofreció el trato lo único que podía pensar era "que empiece el juego".
Dos grupos: los buenos y los sádicos.
Yo, Lucifer: su perdición.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.