
En su intento de ocultar de lo que realmente, era no hizo más que herirse a sí mismo. Ocultándose detrás de máscaras. Pero lo que negaba ardía dentro de su pecho, una verdad que se resistía a morir. ¿Fue destino...O fue el momento inevitable? Ese punto de quiebre que lo arrancó de la falsa comodidad donde se habia refugiado, de esa zona segura, donde creía haber encerrado aquello que había desterrado. Pero hay cosas que no se olvidan. No se entierran. No se educan.All Rights Reserved