Guía de Supervivencia para Enamorarse de un Wayne (y no morir en el intento)
19 parts Ongoing La Universidad Élite para Metahumanos Rising Hope tenía tres reglas no escritas:
1. No desafíes a Kaldur'ahm a una competencia de nado. Es atlanteano. Te vas a ahogar.
2. Nunca, jamás, uses el laboratorio del Ala Oeste sin permiso de Tim Drake. Él lo sabrá.
3. Y por amor a todo lo sagrado... nunca menciones a Damian Wayne en presencia de Jonathan Kent.
-¿Estás bien, Jon? -preguntó Bart Allen con la boca llena de cereal azulado.
-Sí -dijo Jonathan, con una rigidez preocupante.
-¿Estás seguro? Porque, no sé, te está temblando el vaso. Y tu pupila izquierda está más dilatada que la derecha. ¿Eso es normal en los kriptonianos?
Jonathan no respondió. Seguía con la mirada fija en la entrada principal del comedor general, que, como cada lunes por la mañana, se abría con lentitud automática. El sol de primavera entraba como en una película de Zack Snyder, bañando la silueta de un estudiante nuevo.
Bueno, no nuevo. Reincorporado.
Damian Wayne Al Ghul, príncipe de sarcasmo, amo de los cuchillos escondidos, omega, alfa-fóbico profesional... estaba de regreso.
Y Jon lo supo antes de que nadie lo reconociera. Lo supo por el olor. Un rastro seco, como hierro y rosas negras, con un dejo a naturaleza. Inconfundible. Su instinto de alfa casi lo hace levantarse y correr como cachorro perdido.
Pero no lo hizo. Porque Jon Kent era un kriptoniano con control. Y si bien su lóbulo olfativo gritaba "MI OMEGA", su cerebro intentaba mantener la compostura. Especialmente con todos los Titanes alrededor.
Bart chasqueó los dedos delante de su cara.
-¡Jon! ¿Es cierto que tú y él tuvieron algo cuando eran pequeños?
-¡No! -respondió Jon tan rápido que se le salió un gallo. Con fuerza.
-...Ajá. -Bart masticó con la ceja levantada-. Por eso tienes marcada la silla a su lado en todas tus clases, ¿verdad?