> Esta es la historia de Junior.
Un niño alegre, curioso, con una mente brillante y un corazón inmenso.
El niño que se sabía el nombre de cada flor, que se reía con el río, que hablaba con el viento.
El niño que todo lo aprendía... y todo lo sentía.
El niño que todos hubiéramos querido conocer.
Pero también es la historia de cómo ese niño, con el paso del tiempo, se fue apagando.
Porque la vida, en su crudeza, a veces no pregunta. Solo golpea.
Y Junior, como tantos otros, enfrentó más de lo que un niño debería soportar:
durezas en casa, silencios que duelen, burlas que desgarran, traiciones que dejan cicatriz.
Esta es la historia de cómo la luz de un niño puede ir desapareciendo poco a poco, hasta volverse sombra.
De cómo alguien que tenía todo para ser feliz puede convertirse en alguien que ya no quiere sentir, ni recordar, ni ser.
Es también un llamado.
A mirar mejor a nuestros hijos, a nuestros hermanos, a nuestros estudiantes...
A esos niños que sonríen, hasta que un día ya no.
Porque a veces, detrás de un hombre roto, hubo un niño que solo quería ser feliz.