La lluvia seguía cayendo cuando Naruto y Sasuke caminaron por las calles llenas de charcos, uno con tenis rotos que se tragaban el agua, y el otro intentando que sus zapatos finos no tocaran el lodo.
-N'ombre, morro, tú caminas como si trajeras popó en los calcetines -soltó Naruto, muerto de risa.
-No todos tenemos costumbre de chapotear en la mugre -respondió Sasuke, con la nariz en alto.
Naruto solo se encogió de hombros y abrió la puerta de una casita chiquita, con paredes descarapeladas y el olor a café de olla colándose desde la cocina.
-Bienvenido a mi humilde cantón... siéntete como en tu casa.
Sasuke miró alrededor: un sillón parchado con cinta gris, un televisor que necesitaba un golpecito para que prendiera, y una mesa con mantel de plástico con gallinas estampadas.
-Esto parece museo de la pobreza -susurró, sin darse cuenta que Naruto lo escuchó.
Naruto sonrió, pero en vez de enojarse, le dio una palmada en la espalda.
-Pues ni modo, fresa. Aquí vas a dormir hoy. Nomás aguas con los ratones, porque ésos no perdonan ni a los de zapatos caros.
Sasuke lo miró de reojo, con cara de "¿qué hago aquí?".
Naruto, mientras tanto, ya sacaba una cobija agujerada de un cajón.
-Y relájate, morro. Mañana te enseño dónde venden tacos de suaperro de a dos por diez. Vas a ver que hasta te gustan.
Por primera vez en toda la noche, Sasuke soltó una risa bajita. Y aunque todavía no lo admitiera, en el fondo sabía que su vida ya no iba a ser la misma después de conocer a ese naco con corazón de oro.
Disculpen, créditos al autor/a de la portada, la encontré en Tik Tok, su usuario es "aeteje_07" porfavor vayan a darle apoyó