
Me llamo Farlock. Nací en el planeta Vegeta, pero jamás fui considerado un verdadero Saiyajin. Sin linaje. Sin padres. Sin futuro. Desde que tengo memoria, solo he conocido el rechazo. Mientras otros niños entrenaban para ser guerreros de élite, yo era la sombra que nadie quería ver. Demasiado débil para ser útil. Demasiado silencioso para ser recordado. Mi única herencia fueron cicatrices: una en la mejilla... y otra más profunda, en el alma. Una parte de mí siempre pensó que moriría sin que nadie recordara mi nombre. Vivía solo. Apartado. Ignorado. No me exiliaron, no. Simplemente me dejaron morir en vida. Sobrevivía en los límites de Vegeta, lejos de las ciudades saiyajin. Cazaba para no morir de hambre. Entrenaba por costumbre, no por gloria. Mi única compañía era el viento. Y la rabia. Hasta que una noche, en una de esas cacerías solitarias... la encontré. Tirada entre las rocas. Herida. Desmayada. Su cuerpo temblaba. Su energía era salvaje incluso en su estado crítico. Su cabello rojo brillaba como fuego bajo la luna. Jamás había visto algo así. No sabía quién era. No sabía qué clase de guerrera podía poseer tanto poder. Solo sabía que no era como los demás. La llevé a mi refugio. Cuidé sus heridas. Esperé. Y cuando finalmente abrió los ojos... algo dentro de mí cambió. Había tormentas detrás de su mirada. Dolor. Furia. Soledad. Pero también... por primera vez... vi que alguien me miraba de verdad. No como un insecto. No como una molestia. Me miró como si yo también existiera. Desde ese día... mi destino ya no me pertenece. Ella es fuerte, indomable, hermosa. Y aunque no sé por qué apareció en mi vida, sé que no quiero perderla. Esta es mi historia. La del Saiyajin despreciado por todos. Y de la mujer caída del cielo... que me enseñó lo que significa ser visto, ser querido... y ser amado. Todos los créditos a sus respectivos creadores del contenido a usar Solo "Farlock" me pertenece y unos tanAll Rights Reserved