Hace muchos siglos, alguien decidió encerrar la oscuridad.
No la de las noches sin luna, ni la de las sombras bajo la cama. Hablamos de una oscuridad más antigua. Una que no grita, pero respira. Una que no hiere de inmediato, pero espera. Y espera. Hasta que olvidas que alguna vez estuvo allí.
Esa oscuridad fue sellada dentro de una caja.
No cualquier caja. Una construida con la esencia del misterio, cerrada por los hilos de la historia, y envuelta en un velo de silencio que ni siquiera los dioses quisieron volver a tocar.
Desde entonces, cada generación ha crecido con relatos fragmentados, advertencias disfrazadas de cuentos, con palabras dichas al oído justo antes de dormir:
"No abras lo que no comprendes."
"No despiertes lo que duerme."
"No mires hacia la grieta."
Pero hay quienes no nacen para obedecer esas advertencias. Hay quienes ven el velo... y desean saber qué hay detrás.
Belén Wytte es una de ellas.
Tras sobrevivir a la muerte, al dolor y a los secretos del primer gran enfrentamiento, Belén ha cambiado. Ya no es una niña que teme a lo desconocido. Ahora es una joven marcada por la pérdida, guiada por la intuición y atravesada por una fuerza que ni siquiera ella logra entender del todo.
Ahora, un nuevo ciclo comienza.
Una criatura impura ha sido enviada con una misión antigua. Una reina ha despertado bajo la fe de un dios ancestral. Y las piezas que parecían dispersas han comenzado a moverse hacia un solo propósito: encontrar la caja.
Este no es un cuento sobre el bien y el mal.
Este es un viaje hacia los pliegues más oscuros del alma humana, donde incluso los villanos guardan razones y los héroes toman decisiones que queman.
Una historia de magia y memoria.
De poder y tentación.
De sacrificio y destino.
Abre el libro.
Mira dentro.
Pero recuerda:
No todo lo que está encerrado quiere ser liberado.
Y no todo lo que se libera... puede volver a ser encerrado.