El verano que me volvió real

Sissel Haughan no tiene tiempo para respirar. Ni para sentir, ni para decidir qué hacer con su vida.

A sus veinte años, lo único que tiene claro es que la ciudad es su lugar - donde nadie le exige más que lo que ella ya se exige a sí misma. Pero cuando su asma se descontrola y sus notas perfectas ya no bastan para tapar el caos interior, su padre la manda a una isla remota de Noruega, a pasar el verano con una familia desconocida. Sin red. Sin humo. Sin salida.

Reine, un pueblo costero más allá del Círculo Polar Ártico, está hecho de montañas, luz infinita y silencios demasiado largos. Y de él.

Sebastian, el hijo de los anfitriones. El chico que vive entre redes de pesca, madera húmeda y cabras. El que la detesta desde el primer día. Y que no tiene ninguna intención de hacerle las cosas fáciles.

Pero mientras los días se estiran bajo el sol de medianoche y la ciudad queda atrás, Sissel empieza a descubrir que tal vez no le falte el aire por la altitud... Sino por algo mucho más peligroso.

Una casa en la montaña. Dos personas que no se eligieron. Y un verano que lo cambiará todo.