Años después de la guerra, Harry y Draco trabajan juntos en el Ministerio de Magia. Aunque ya no se odian, aún hay cierta tensión... pero es diferente. Más silenciosa. Más íntima. Como un anhelo no dicho.
Harry sufre de insomnio desde hace años cuando acabó la guerra. Pesadillas, recuerdos, ansiedad. Hasta que un día, sin entender muy bien cómo, comienza a soñar con Draco. Pero no es el Draco que recuerda: es uno más tranquilo, más real, más humano. En esos sueños, hablan. Se ríen. Se entienden. A veces simplemente se recuestan bajo el cielo estrellado sin decir palabra.
Los sueños se repiten cada noche, y Harry empieza a esperar con ansias dormirse solo para estar con él. Durante el día, su relación sigue siendo distante pero cortés. Sin embargo, Draco también empieza a cambiar...