María Basurto, recién llegada a Nueva York, llega a la ciudad por motivos profesionales... busca alianzas estratégicas para expandir su compañía de tecnología sostenible. Es elegante, decidida y segura de sí misma, y desde el primer instante se siente fascinada por la meticulosa red de citas de lujo que dirige Lucy Mason en Adore. Ahí conoce a Harry Castillo, el prestigioso financiero de 45 años rico, educado y dueño de un aura elegante y se encuentran como viejos conocidos, pues ella fue amiga cercana de un antiguo socio de Harry en México.
Aunque entre ellos surge una amistad cordial e inteligente, romanticismo ninguno. María desconfía de los hombres que parecen demasiado perfectos, y Harry se sorprende por su mezcla de ambición y principios. Ella ve en él el epítome del éxito superficial que Lucy facilita con sus citas, pero Harry, intrigado, admira su autenticidad.
Esa tensión crescendo logra una emoción intensa: aunque no lo admite, Harry empieza a impactarse por la pasión intelectual y emocional de María, cada conversación con ella le revela una nueva dimensión de sí mismo, más humana que su fachada millonaria.
La fiebre del oro culmina con una propuesta cálida y sincera en la terraza del rascacielos donde María cerró su primer contrato grande en NY, con luces de la ciudad de fondo. No hay participación de alto capitalismo ni operaciones bursátiles, solo dos personas que han aprendido, entre riqueza y desengaños, que el amor verdadero no se negocia, sino se acepta con todo fallo humano e imperfección que conlleva.