Nadie recordaba el momento exacto en que aquel niño apareció.
Una tarde cualquiera, los guardias de Shiganshina lo encontraron sentado sobre la muralla, con los pies colgando hacia el vacío. No llevaba equipaje, ni ropa decente, ni siquiera un nombre. Solo una mirada silenciosa, fija en el horizonte.
Lo extraño no era que estuviera solo... lo extraño era cómo había llegado hasta allí. Nadie podía trepar una muralla de más de cincuenta metros, y sin embargo, él estaba sentado en lo alto como si hubiera estado esperando.
Desde entonces lo llamaron TN. Nadie reclamó ser su familia, nadie conocía su origen. Pero lo aceptaron como a cualquier otro niño del distrito.
Años después, el misterio de su llegada quedó sepultado bajo la rutina diaria. TN jugaba en las calles, aprendía a sobrevivir como los demás... hasta que llegó ese día.
El día en que el cielo se abrió con un rugido y la humanidad comprendió que ni las murallas eran eternas.
No sabe cómo ni porqué.
Pero tras derrotar a Shigaraki y a All For One, Izuku despertó en su ciudad natal...
Pero rápidamente notaría un detalle muy importante.
Todo estaba muy colorido, alegre y en perfecto estado como si la guerra nunca hubiese ocurrido.
Confundido, preocupado y en alerta, Izuku investigará más a fondo finalmente darse cuenta de algo muy importante.
Este no era su mundo.
¿Una ilusión? ¿Está muerto? ¿Universo paralelo?
Confundido y desorientado, Izuku deberá arreglárselas para sobrevivir y descubrir que estaba sucediendo.
Y sobretodo...
Que todo NO es como lo recordaba.