
˚ ¿Quién fue el iluso que pintó al amor como algo dulce, cálido y perfecto? Porque no lo es. Amar duele. Y duele más cuando ese amor no es correspondido. Venus lo sabe. Cada vez que Theia sonríe -no para el, sino para Proto-, una espina se clava más profundo en su pecho. Amar a Theia se siente como contemplar un amanecer que nunca termina de iluminar su alma. Ella ríe, brilla, abraza... pero no ve a Venus. No como Venus la ve a ella. Y sin embargo, Venus sigue ahí. Porque incluso el dolor puede ser adictivo cuando se trata de amor.All Rights Reserved
1 part