
Hoy volví a mirar el cielo sin pedirle respuestas. Solo lo observé, en silencio, como se hace con algo sagrado. Caminé por la ciudad sin el peso de la culpa ni el miedo a encontrarme con lo que fui. Nadie me pidió explicaciones. Nadie me juzgó. Quizás porque aprendí, al fin, a no hacerlo yo tampoco. Y aunque no sé si estoy completo, me gusta pensar que soy otra cosa. Algo nuevo. Algo más fuerte. Algo más bello, quizás, por haber estado roto.All Rights Reserved