ταи ραяєϲι∂α α єℓℓα

PRÓLOGO El rostro que volvió.

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte del mundo.
Una persona con tu misma voz, tus mismos gestos... tu misma sonrisa.
Pero nadie te advierte qué pasa cuando ese reflejo no es casual,
sino un eco que despierta los demonios de alguien más.

Lucía Marín jamás había oído hablar de Dalia Cervantes.
No sabía que, en otra época, alguien la amó con tanta intensidad que terminó destruyéndola.
No sabía que caminaba por las mismas calles, con el mismo rostro,
ni que su sola existencia iba a revivir una historia enterrada a medias.

Cuando conoció a Damián, él le pareció un misterio.
Carismático, atento... algo roto, pero dulce.
No se dio cuenta de lo rápido que él tejía hilos invisibles alrededor de su vida,
ni de cómo, poco a poco, comenzaba a desdibujarse para convertirse en otra.

En ella.

Este no es un cuento de amor.
Es una advertencia.

Porque cuando alguien se enamora de una sombra,
no hay cuerpo que lo convenza de que está vivo.
Y cuando te conviertes en la imagen de una muerta,
la pregunta no es si sobrevivirás,
sino cuánto de ti quedará cuando logres escapar.

Si logras escapar...