16 parts Ongoing Aerys no recordaba el rostro de su madre, ni la voz de nadie que la hubiera amado
Solo recordaba los muros grises del convento, las manos frías de las monjas, y el silencio como castigo. Huérfana desde que tenía memoria, aprendió a caminar en pasillos fríos y a rezar con las manos temblando.
Dicen que una vez, cuando lloraba en silencio en la capilla vacía, una vela se encendió sola, las flores se abrían cuando las tocaba, las monjas la castigaron por brujería.
Aprendió a callarse. A esconder su extrañeza detrás de los rezos obligados
Creció sabiendo que el mundo era una jaula, pero con el presentimiento sordo de que, en algún rincón, algo más la esperaba.
No sabía qué. Solo que iba a correr hacia ello cuando se presentara la oportunidad.
Y una noche, lo hizo.
Draco Malfoy sabía exactamente quién debía ser.
Su padre lo había moldeado como a una varita de ébano: recto, pulido, precioso y peligroso.
Sonreía con arrogancia, caminaba con aire de superioridad y hablaba como si siempre tuviera la razón.
Pero todo eso era fachada.
Porque debajo del escudo y los modales, había un chico que no sabía cómo ser él mismo sin decepcionar a todos.