
Conocí a Finn cuando tenía probablemente 6 años, fue mi primer amigo y mi primer flechazo. Pero que iba a saber yo de lo que era estar enamorada si era una chiquilla. Pronto me doy cuenta que en realidad nunca lo llegue a conocer del todo, más allá de sus manías, su color favorito y lo bien que me hacía sentir cuando me tomaba de la mano, no sabía mucho de él, pero solo eramos unos crios, no tenía importancia. Luego de años sin vernos, cuando nos reencontramos, siendo más consciente de nuestro entorno, logre conocer una nueva versión suya, sus altos y sus bajos, simplemente no puedo evitar caer y quedar atrapada a el.All Rights Reserved