No estás rota

Sara aprendió demasiado pronto lo que era perderlo todo.
Desde la noche en que su madre murió bajo las manos de su padre, carga con una culpa que no le pertenece y el peso de proteger a sus hermanos. Entre silencios y heridas que nunca cerraron, solo Eiden conoce la oscuridad que ella intenta ocultar.

Resguardada tras una coraza de hierro impenetrable, los golpes también se vuelven parte de su armadura. Aprende a esquivarlos, a devolverlos con más fuerza... hasta que el futuro le planta cara. Con toda su luz y su caos, toca a su puerta para enseñarle que, a veces, para reconstruirse primero hay que destruirse por completo.

Pero el pasado no olvida.
Regresa como una sombra que la acecha, obligándola a mirar de frente lo que tanto temió, a romper las cadenas que la mantienen prisionera de lo que fue.

Entre el deseo y la culpa, entre la esperanza y el miedo, Sara aprenderá que sanar no es olvidar, sino aceptar que incluso en las ruinas más oscuras puede florecer la vida.

Porque no está rota.
Solo está aprendiendo a renacer.