
Todos pensamos qué sigue después de la muerte, pero ¿por qué no nos detenemos a pensar qué sigue después de una ruptura? Ese duelo también es pesado, un limbo en el que solo nos queda esperar. El tiempo se vuelve más lento, el sol se siente frío, el otoño llega más rápido y la lluvia luce más triste. Volvemos a ver lo que la rutina nos había cegado y comenzamos a vivir lo que habíamos dejado atrás. Los abrazos se vuelven más significativos, los "te quiero" más ligeros. El llanto se vuelve lo del diario y las sonrisas tardan en regresar. Eso era lo que yo nunca había pensado: que todo se vuelve caótico y cansado. Debería estar aquí, abrazándolo, riendo y tomándole fotos, con sus ojos viéndome cada vez que reíamos. Pero ya no está. Y no sé cómo seguir adelante.All Rights Reserved
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