Raine Holloway jamás aspiró a ser una de esas mujeres. No anhelaba el resplandor de los focos ni los aplausos de sujetos que la observaban. Pero cuando la existencia te presiona, cuando las deudas se amontonan y el único ser querido depende de un aparato para seguir viviendo, los ideales se transforman en un privilegio inalcanzable. En el club, Raine aprendió a simular indiferencia, a proyectar la ilusión perfecta de gozo sin contacto físico, a esbozar sonrisas mientras se desmoronaba por dentro. Su cuerpo era su instrumento. Su silencio, su armadura. Hasta que una noche, una tarjeta negra con un número y sin nombre subvirtió todas las normas.
Tras la puerta 227 la aguardaba Rowan Black, un hombre cuyas peticiones distaban de lo ordinario. No demandó contacto. No buscó placer inmediato. Simplemente la observó.
Y esa simple mirada fue suficiente para que Raine comenzara a enamorarse. Existía algo en él -algo dañado, amenazante, reprimido- que se asemejaba a un espejo empañado donde ella podía divisar sus propias grietas. Lo que inició como un mero servicio, se transformó en un vínculo vicioso en una conexión sombría, silenciosa, ineludible. Porque a veces, la pasión no surge del contacto, sino del abismo. Y Rowan era un precipicio ambulante. Uno del cual Raine dudaba si deseaba escapar... o arrojarse sin reservas.
Conforme los límites se difuminan y los secretos salen a la luz, Raine se verá atrapada entre el costo de su independencia y la carga de una atracción que la consume. Rowan tiene adversarios. Raine siente miedo. Ambos arrastran historias que nadie debería remover. Pero existen lazos irrompibles. Y aunque en el universo donde se compran cuerpos, el amor aparenta ser una utopía, en ocasiones, lo más turbio... puede adquirir un carácter sagrado.
Todos tratan de manera diferente las consecuencias tras la derrota de Hawkmoth.
Al día siguiente, Ladybug espera ansiosamente a su gatito tonto, finalmente lista para entregarle su corazón y comenzar un nuevo capítulo de su historia con él.
Él nunca aparece.
Al día siguiente, Adrien Agreste cierra el mundo, avergonzado de la acción de su padre, mientras que Marinette se siente cada vez más exhausta y deprimida con el paso de los años.
Cinco años después, ¿Se podrá salvar algo de los restos de su relación?
* Historia por Maerynn, no es mi historia yo solo la traduzco *